Eres la imposibilidad de describir cuando los cuerpos celestes se encuentran frente a frente.
Espejos, confrontación ancestral y luz estelar.
¿Qué somos cuando caemos en el predicamento del pensamiento sideral que nos define cuando interactuamos, incomprendidos, minúsculos?
Ojos de sol, brillan vibrantes.
Ojos de luna, reflejan vibraciones de colores.
Eclipses lunares, son espejos que nos barren como lo que somos: polvo de estrellas sin importancia en la danza eterna de lo que estará cuando nos extinguimos.
Eres, soy.
Eres, no vienes, no voy.
Eres, danzamos entre estrellas y tiempo olvidado porque pasa, sin medida, pero pasa.
Eres y soy, cantemos.
El predicamento del tiempo, del espacio, que me han dicho que no existen mientras no lo piense. Tiempo y espacio son relativos, a mí, a que no quiero que avancen, o sí pero a donde yo quiero.
Entonces duermo, para inventar y pensar en tu yo cuántico que viene mientras no voy.
Porque los puntos cardinales no perdonan. Porque los vientos respiran partículas saladas que transportan en la noche. Porque si somos eternos en pensamiento no importa dónde estemos: somos.
Eres, yo sigo siendo.
Eres, yo soy.