Los peces pueden volar, el único problema al que se enfrentan es que no pueden respirar fuera del agua y por lo mismo, no lo intentan tan seguido.
Siempre que hay luna llena, los peces pueden navegar el cielo con seguridad. Hay algo en la luz de la luna que los ayuda a respirar, no tan bien como en el agua, pero pueden sobrevivir. Muchos peces no lo saben, ahora es como un mito urbano para ellos, derivado del hecho de que los humanos los atrapaban fácilmente cuando volaban las noches de luna llena para luego llevarlos a casa y cocinarlos con especias y darlos de comer a los hijos hambrientos de tanto jugar.
Los pocos que lo saben porque lo han descubierto salen a navegar el cielo esas noches. Se cree que los mares lunares se desparraman por el espacio gracias a la luz solar que rebota en la luna. Como sea, los peces nadan entre los destellos débiles de las estrellas y otros planetas. Salen flotando en la atmósfera empapada de luz de luna llena y cazan luciérnagas con gran facilidad.
Un pez lunatizado sabe más que un pez sólo del agua porque conoce muchos secretos del mundo que un pez normal nunca podría saber y aunque se lo contaran otros peces no podría creerlo. Un pez de la luna puede cantar, por ejemplo. En realidad no puede articular palabras como las que conocemos los humanos entonces sus canciones son sonidos acuosos que salen de sus branquias, parecidos al silbido que produce el viento cuando recorre los carrizales. Cantan inspirados por el aire frío que los recorre cuando vuelan, se inspiran muchas veces en el brillo tenue de las estrellas o en la luz de las luciérnagas que van comiendo durante el viaje. Cuando vuelan, cambian de estanque sin problema y es así como ocurren cosas parecidas a la polinización, pero debajo del agua.
Siempre que mires un pez navegando la luz de la luna llena, déjalo ir en paz, pero no olvides darle una migaja como premio por ser tan valiente.
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