El silencio no es sólo uno. Hay muchos tipos de silencio, como tipos de personas y tipos de interacciones entre esas personas.
Ayer por ejemplo, entre mi amigo poeta y yo existían silencios cómodos de pausa conversacional por falta de temas para platicar a las dos de la mañana mientras íbamos por unos tacos sentados en el asiento trasero de un auto. Existen silencios cómodos e incómodos, también existen silencios obligados como los que te imponen en la primaria cuando eres pequeño y te exigen trabajar en silencio para que tú y todos los demás puedan concentrarse.
Existen silencios de colores también. Los hay púrpuras –sobre todo cuando una conversación no fluye por teléfono–, los hay fosforescentes incluso, como los silencios en las fiestas donde la gente ha bebido y comido demasiadas cosas.
Hay silencios adelantados, como los de mi amigo poeta cuando canta. También hay sonidos que se retrasan, como los de mi madre cuando discutíamos y llegaban al final de la discusión en lugar de intercalarse entre la plática. Hay silencios que se repiten, esos los conozco porque mi hermano tocaba el piano y repetía y repetía una pequeña frase hasta aprenderla, con todo y sus silencios, que si no aprendes los silencios musicales la música deja de tener sentido. Hay que saber cuando no tocar una nota y cuando sí.
Supongo que algo parecido les pasa a los artistas plásticos. Guardan silencio largo rato mientras crean y luego lo depositan durante sus exposiciones en las galerías y los museos, por eso tienden a ser lugares tan carentes de sonido. Hay algunos que mejor le ponen música a su obra, para matar al silencio que tal vez les parezca insoportable o, simplemente, se trataba de destruirlo como parte de la obra para que notes la falta del mismo.
Hay silencios esponjosos que te acogen como almohadones de pluma y silencios tan tensos que son duros como piedra volcánica. Hay silencios forzados y silencios que fluyen solos. Alguien en algún lugar perdido en la memoria de mis días me dijo que compartíamos el silencio. También hay silencios solitarios, como existe gente solitaria.
Sin el silencio el mundo simplemente no funcionaría, es necesario que exista para que la vida y sus cosas puedan tener un orden. Sin el silencio, el mundo entero se detendría y todos caeríamos al espacio sin poder evitarlo, jalados por el silencio espacial que rodea a nuestro planeta que no habría sabido quedarse callado para escuchar…